lunes, mayo 07, 2007

El caballo y el jabalí (Fedro)

Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed
en un río poco profundo. Allí también acudía un
jabalí que, al remover el barro del fondo con el
hocico y las patas, enturbiaba el agua.

El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero
el jabalí se ofendió y lo trató de loco. Terminaron
mirándose con odio, como los peores enemigos.

Entonces el caballo salvaje, lleno de ira, fue a buscar
al hombre y le pidió ayuda:
«-Yo enfrentaré a esa bestia -dijo el hombre- pero
debes permitirme montar sobre tu lomo.»

El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca
del enemigo. Lo encontraron cerca del bosque y, antes
de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre
lanzó su jabalina y le dio muerte.

Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para
beber en sus aguas claras, seguro de que no volvería
a ser molestado. Pero el hombre no pensaba desmontar:
«-Me alegro de haberte ayudado -le dijo-. No sólo maté
a esa bestia, sino que capturé a un espléndido caballo.»

Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su
voluntad y le puso rienda y montura. Él, que siempre
había sido libre como el viento, por primera vez en su
vida tuvo que obedecer a un amo.

Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se
lamentó noche y día:
«-¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí
no eran nada comparadas con esto! ¡Por magnificar un
asunto sin importancia, terminé siendo esclavo!»

A veces, con el afán de castigar el daño que nos hacen,
nos aliamos con quien sólo tiene interés en dominarnos.

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