La cigarra y la hormiga (Jean de la Fontaine)
Cantó la cigarra durante todo el verano,
retozó y descansó, y se ufanó de su arte,
y al llegar el invierno se encontró sin
nada: ni una mosca, ni un gusano.
Fue entonces a llorar su hambre a la
hormiga vecina, pidiéndole que le prestara
de su grano hasta la llegada de la próxima
estación.
«-Te pagaré la deuda con sus intereses; -le
dijo- antes de la cosecha, te doy mi palabra.»
Mas la hormiga no es nada generosa, y éste
es su menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:
«-¿Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido
y bello?
-Cantaba noche y día libremente -respondió
la despreocupada cigarra.
-¿Conque cantabas? ¡Me gusta tu frescura!
Pues entonces pónte ahora a bailar, amiga mía.»
No pases tu tiempo dedicado sólo al placer.
Trabaja, y guarda de tu cosecha para los
momentos de escasez.
retozó y descansó, y se ufanó de su arte,
y al llegar el invierno se encontró sin
nada: ni una mosca, ni un gusano.
Fue entonces a llorar su hambre a la
hormiga vecina, pidiéndole que le prestara
de su grano hasta la llegada de la próxima
estación.
«-Te pagaré la deuda con sus intereses; -le
dijo- antes de la cosecha, te doy mi palabra.»
Mas la hormiga no es nada generosa, y éste
es su menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:
«-¿Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido
y bello?
-Cantaba noche y día libremente -respondió
la despreocupada cigarra.
-¿Conque cantabas? ¡Me gusta tu frescura!
Pues entonces pónte ahora a bailar, amiga mía.»
No pases tu tiempo dedicado sólo al placer.
Trabaja, y guarda de tu cosecha para los
momentos de escasez.
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